lunes, 27 de junio de 2011

¡TAN SÓLO UN NOMBRE!


Creí tener mis documentos en orden hasta que llegó el día del sufragio, y, para sorpresa mía, me dí cuenta de que mi DNI no se encontraba en el lugar donde supuestamente lo había dejado, intenté calmarme y seguí buscando, una y otra vez -la impaciencia y desagrado iba siendo presa de mí- ¡y nada!
Me preguntaba ¿por qué no verifiqué antes? ¿por qué no lo hice? como soy una persona que no se da por vencida fácilmente arremetí una vez más...mientras tanto venía a mi mente una voz interior: ¿pero eres tú o no? ¡Claro! no hay otra persona que se llame igual que yo, a no ser que resulte ser mi homónima, ¿que pasaría si intentara usar otro documento que no sea éste? ¡yo sabía qué pasaría! ¡no, no... tengo que encontrarlo! ¿pero dónde? he buscado sin descanso y todo sigue igual, me decía ... entonces mantuve una oración en mi corazón, sí ,con tanto sentimiento que no lo puedo expresar, y no dejé de buscar, cuando entonces dije:¡eureka!. Entonces, apareció mi esposo en mi habitación y me preguntó el motivo de mi ansiedad diciéndome: "recuerda, recuerda cuándo fue la última vez que te identificaste, ¿acaso no fue en el hospital donde estuvo Brenny internada?, trata de recordar...", fue precisamente lo que hice, rebobiné los eventos de cada lugar, cada experiencia, cada día, incluso cada ropa que llevaba puesta. ¡Al fin!... ¡lo hallé! No había tiempo qué perder, pues tenía un deber, sí un deber cívico que cumplir, agradecí una vez más a Dios por ayudarme a encontrarlo, y también a mi esposo por su oportuna orientación. Ahora sí podía identificarme al ir a  votar en las Elecciones de mi país.



El tener un nombre constituye un derecho legítimo amparado en la Constitución y en la ley, pero también en la contabilidad de los cielos, por un nombre somos conocidos, por un nombre contratamos, por un nombre somos festejados, por un nombre somos inculpados, por un nombre hasta lloramos, por un nombre seremos llamados y aun podemos llegar a ser salvos.

La Biblia nos enseña: "Ahora, así dice Jehová, Creador tuyo, Jacob, y formador tuyo, Israel: No temas, porque yo te redimí; te puse nombre, mío eres tú" (Isaías 43:1)

 " Porque no hay otro nombre bajo el cielo, dado a los hombres en que podamos ser salvos" (Hechos 4:12)

Cuando Jesús visitó a los nefitas existían disputas entre el pueblo con respecto al nombre que debía llevar Su Iglesia y el Señor les dijo: "De cierto, de cierto os digo: ¿Por qué es que este pueblo ha de murmurar y disputar a causa de esto? ¿no han leído las Escrituras que dicen que debéis tomar sobre vosotros el nombre de Cristo, que es mi nombre? porque por este nombre seréis llamados en el postrer día; y el que tome sobre sí mi nombre, y persevere hasta el fin, éste se salvará en el postrer día"
(3 Nefi 27:4-6)

Y, ¿Cómo es que tomamos sobre nosotros el nombre de Cristo?
Nefi lo enseñó de este modo: "Por tanto, amados hermanos míos, sé que si seguís al Hijo con íntegro propósito de corazón, sin acción hipócrita y sin engaño ante Dios, sino con verdadera intención, arrepintiéndoos de vuestros pecados, testificando al Padre que estáis dispuestos a tomar sobre vosotros el nombre de Cristo por medio del bautismo, sí, siguiendo a vuestro Señor y Salvador y descendiendo al agua, según su palabra, he aquí entonces, recibiréis el Espíritu Santo ..." (2 Nefi 31:13)

" Y ahora bien, amados hermanos míos, ésta es la senda y no hay otro camino, ni nombre dado debajo del cielo por el cual el hombre pueda salvarse en el reino de Dios. Y ahora bien, he aquí, ésta es la doctrina de Cristo, y la única y verdadera doctrina del Padre y del Hijo, y del Espíritu Santo, que son un Dios sin fin. Amén " (2 Nefi 31:21)

El tomar sobre nosotros el nombre de Cristo es parte del convenio que hacemos al bautizarnos, esto significa ,en primer lugar que, a manera de hijos llevamos su 'apellido', es decir, somos parte de su familia; en segundo lugar, que, asumimos el compromiso y reto de esforzarnos por pensar, hablar y actuar como Él lo haría, recibiendo a cambio la promesa de inspiración, dirección y protección divinos. Es por ello que Él nos ha mandado: "Mas he aquí, os digo que debéis orar siempre, y no desmayar; que nada debéis hacer ante el Señor, sin que primero oréis al Padre en el nombre de Cristo, para que Él os consagre vuestra acción, a fin de que vuestra obra sea para el beneficio de vuestras al" (2 Nefi 32:9). 


En tercer lugar, los miembros de la Iglesia tenemos el compromiso de proclamar su nombre, por el precepto y por el ejemplo: "Así que, somos embajadores en nombre de Cristo, como si Dios rogara por medio de nosotros..." (2 Corintios 5:20)
No es suficiente ser sólo miembros de la Iglesia de Jesucristo, es necesario también que el mundo lo sepa ...El Señor nos pide: ¡Levantaos y brillad para que vuestra luz sea un estandarte a las naciones!

Proyectamos su luz cuando vivimos en rectitud, cuando servimos con diligencia en su reino, cuando declaramos con fervor Su palabra en nuestros hogares, comunidades y naciones. El Señor a cambio nos da la promesa ... " el vencedor será vestido de vestiduras blancas, y no borraré su nombre del libro de la vida, y confesaré su nombre delante de mi Padre y delante de sus ángeles" (Apocalipsis 3:5)

Este nombre es tan sagrado que Él mismo nos previene acerca de su indebido uso: "No tomarás el nombre de Jehová, tu Dios, en vano, porque Jehová no considerará inocente al que tome su nombre en vano" (Deuteronomio 5:11). EEn estos últimos días ha revelado: "Por tanto, cuídense todos los hombres de cómo toman mi nombre en sus labios; Porque he aquí, de cierto os digo, que hay muchos que están bajo esta condenación, que toman el nombre del Señor y lo usan en vano sin tener autoridad. Arrepiéntanse, pues, de sus pecados los de la Iglesia; y yo el Señor, los reconoceré; de lo contrario serán desarraigados" (D. y C. 63:61-63)

Si empeñamos nuestra palabra es menester que consideremos que su aval y fundamento no radica sólo en el nombre de quien aceptamos acreditar, más bien en la confianza que inspiremos y la integridad que poseamos al tiempo de contratar o empeñarla. Al Señor le desagrada que utilicemos Su nombre con ligereza usemos para establecer pactos y acuerdos que no tienen ninguna relación con Él.

Nada de lo que hagamos o dejemos de hacer le es desconocido ... "El que entra por la puerta, el pastor de las ovejas es. A éste abre el portero, y las ovejas oyen su voz; y a sus ovejas llama por nombre y las saca . Y cuando ha sacado fuera todas las propias, va delante de ellas; y las ovejas lo siguen porque conocen su voz ... De cierto, de cierto os digo: Yo soy la puerta: el que por mí entre será salvo; entrará y saldrá, y hallará pastos ...Por tanto, así, así, dice el Señor: "Yo soy el buen pastor y conozco mis ovejas, y las mías me conocen ... (Juan 10:2-4 ; 9,14)

¿Lo conocemos nosotros a Él? He aquí la pauta establecida por el sabio rey Benjamín: Porque ¿Cómo conoce un hombre al amo a quien no ha servido, que es un extraño para él, y se halla lejos de los pensamientos y de las intenciones de su corazón? Y además, ¿Toma un hombre un asno que pertenece a su vecino, y lo guarda? Yo os digo que no; ni siquiera permitirá que pazca entre sus rebaños, sino que lo ahuyentará y lo echará fuera. Os digo que así será entre vosotros si no sabéis el nombre por el cual se os llame. Por tanto, quisiera que fueseis firmes e inmutables, abundando siempre en buenas obras para que Cristo, el Señor Dios Omnipotente, pueda sellaros como suyos, a fin de que seáis llevados al cielo, y tengáis salvación sin fin..."          (Mosíah 5:13-15)

Cada nombre es, de por sí, especial, pues representa un alma, un hijo amado de Dios, valioso y eterno, cuya oportunidad de vida le otorga el derecho y bendición de ser conducido al seguro redil del Buen Pastor y ser contado entre sus ovejas y recibir de Él su nombre. Al actuar en su nombre como Él lo haría, honramos su nombre, proclamamos su nombre y llevamos su nombre impreso en nuestro corazón.

Al extraviar única prueba de identidad, en vano podría osar al mundo un nombre, un derecho reclamar,

más cuando con esfuerzo, oración y fe al cielo invoqué y presto busqué, pronto, justo nombre acredité

Suele así también en la vida ser, que un día olvide quién en verdad puedo ser

que, al caminar me pierda, me ciegue, me caiga ... más vuelto sobre mis pies sin de vista perder mi origen

mi fe e identidad fiel, pueda ante Dios, ángeles y testigos santos ésta con verdad y rectitud acreditar y a celestial 

                                                                                                                                                          mansión llegar.
" Y bendito es aquel que sea hallado fiel a mi nombre en el postrer día, porque será enaltecido para morar en el reino preparado para él desde la fundación del mundo..."
( Éter 4:19)



Ruego que cada uno de ustedes tenga el nombre del Cordero de Dios en el último día y pueda ser llevado por los aires al agradable tribunal de Cristo. En el nombre de Jesucristo. Amén.

(Colaboración de la Hna. Fabiola Cespedes Hurtado)
Editor: Javier Cespede H.         javiparisien@gmail.es

1 comentario:

  1. Un mensaje magistral que establece un paralelo entre nuestra identidad como ciudadano de un país y nuestra ciudadanía celestial. Motiva a validar nuestro compromiso para con Dios y nuestro gran maestro. ¡Felicitaciones hermana querida!

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